sábado, 21 de septiembre de 2013

Esta habitación no nuestra

Descoloridos destellos
de trémula luz de vela,
que en su exangüe declinar
raptores son del fulgor
de tus valles y praderas.

Deslumbrantes verdes ojos,
de mi firmamento estrellas.

Viejas sábanas baldías
carcomidas de aspereza,
cuyos desabridos pliegos,
acariciantes no más,
mi gastada piel resecan.

Ubérrimos labios acuosos,
humedales de mis tierras.

Desidiosamente fría
esta habitación no nuestra,
inmérita de albergarte
quien de forma imperturbable
desatiende tu presencia.

Cálidas manos que al tacto
sanan mis muchas dolencias.

Lustrosos tus mil cabellos,
manto de seda tu piel,
néctar de crema tus labios,
ojos de caramelo,
senos de nata y miel.

Cuando te observo y me miras
sucumbe el orbe a mis pies.
                                                                                
Elegantísimo cisne
en quien Talento se clona:
afable, leal, fehaciente,
de muy soñadora mente,
y, si atacada, ¡leona!

Por ti surcaría los mares,
misteriosa bella donna.